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¿Cómo tratar una luxación?

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Muchas veces cuando el paciente acude a consulta o a emergencia este afirma que tiene “dislocaduras” o “luxaciones”. Sin embargo, el uso de estos términos es a veces errado.

Una luxación o dislocación (término correcto según la RAE) es cuando, dentro de una articulación, un hueso se sale de la misma. En una articulación siempre hay dos (a veces más) huesos que la forman, y la mayoría de ellas son móviles. Estas articulaciones están selladas por una membrana o cápsula y en su interior están bañadas por una escasa cantidad de líquido sinovial que hace las veces de lubricante. Las superficies de los huesos dentro de estas articulaciones están tapizadas por una capa de cartílago.

El cartílago es un tejido que prácticamente no tiene vasos sanguíneos, esto significa que se alimenta de los nutrientes que hay en el líquido sinovial. También hay que recalcar que el cartílago tiene pocas células en su interior, eso implica que, si se daña, la capacidad de regeneración es escasa o nula.

Las articulaciones también se mantienen en su lugar gracias a los ligamentos, bandas de tejido fibroso que van de un hueso a otro y evitan que los huesos de una articulación se desplacen significativamente. Asimismo, los tendones y músculos que pasan por encima de esta ayudan a mantenerla en su sitio.

Cuando hay una luxación, se pierde el encaje entre los huesos que la forman: uno o más de los huesos se mueven de su sitio, de forma que el contacto que tenía con el (los) otro(s) hueso(s) se pierde totalmente. Lógicamente eso quiere decir que alguno de los elementos que mantienen a la articulación en su lugar (hueso, cartílago, ligamento, cápsula) se ha roto.

¿Qué pasa cuando hay una luxación?

Como dijimos, para que un hueso se salga de su sitio, algo se tiene que romper, como: ligamentos, tendones, huesos, cartílagos, cápsula.

Al luxarse un hueso, el líquido sinovial que nutre y lubrica la articulación, deja de estar contenido dentro de la misma y se sale. El líquido de por sí es inocuo, pero si el cartílago deja de estar bañado en el líquido empieza a sufrir, y puede llegar a dañarse, muchas veces irreversiblemente.

Además, si el hueso está en una zona cerca de arterias y nervios importantes, la fuerza de la luxación puede hacer que el hueso los dañe, lo cual puede tener consecuencias nefastas (pérdida del movimiento o de circulación sanguínea de un brazo o pierna) y la persona puede llegar hasta a perder el miembro si no se trata a tiempo.

¿Cómo sé si ha ocurrido una luxación?

Cuando una luxación ocurre, veremos que la articulación se deforma, es decir que pierde su forma y tamaño normales. La persona no puede mover esa articulación y va a tener muchísimo dolor en ese lugar. Si ha habido daño de arterias o nervios, se puede ver el brazo o la pierna muy hinchados, tensos como una pelota inflada o con cambios de temperatura (frío) y color (pálido o morado).

¿Qué debo hacer ante una luxación?

Ante todo no perder la calma. Lo primero es no tratar de recolocar el hueso luxado en su lugar, ya que esto puede empeorar el daño tremendamente. Lo siguiente es llevar a la persona afectada de inmediato a un establecimiento de salud, ya que las luxaciones deben ser recolocadas lo antes posible por un especialista.

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Karla Osorio